domingo, 19 de junio de 2011.
El cigarro ya no quema,
pero las cervezas siguen mintiendo.
El carmín no manchará las bragas, el sudor
impregnará nuestras mañanas, destrucción
de la guerra entre las máscaras

Corre y grita. ¿A qué esperas? Nada duele. Nada existe. (Sólo el fuego)
Para, piensa. Bebe, sueña. Prende en llamas la almohada. ¿Las miradas? ¿Los abrazos?
Mero sexo (sin llamadas). Vamos, puta. Eres libre. Ten paciencia y rompe el freno.
¿Más ligero? Cuesta abajo. Sin mirar. Sin ser quien eras.

Apoyada en la barra, esperas.
La camisa te queda bien. Como antes.
¿Los tacones de elevarse entre putadas?
Vamos, nena. Sube al coche.
Prometo no llevarte a ver estrellas.
Prometo no dejar que inventes tantas historias huecas.
Prometo ser yo. Lo demás, ponlo a tu cuenta.
Sólo muévete y corta el aire con sollozos.
Baila. Vomita en los portales. La partida está ganada.
¿Los demás? Espectadores. Tu canción de buenas noches.
Noches siempre algo mojadas. Súbete al coche, nena.
El bolígrafo es invento de bohemios enclaustrados.
Sólo hay que esconderse de cubatas con mucho vodka
y de ratas esperando algún tropiezo de las reglas.
Venga ya. Esconde esas alas.
Parte bocas. Saca pecho.
Tres de azúcar. Eso es.
Termina la cerveza y mírame. ¿No está preciosa la luna?
Las noticias de tu pelo dicen que no quieres verme.
Calla y sígueme. Brindemos. Celebremos que se fueron
los septiembres, los fantasmas, la manía de seguir en esto.

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