miércoles, 3 de febrero de 2010.
[Palabras que nunca deberían pronunciarse...]
Siempre he tenido un miedo irracional a equivocarme, a pedir perdón y responder de mis actos. Camino con cuidado, sin pisar cristales de corazones en llamas, y siempre he preferido comunicar sin palabras. El pecho aúlla y grita que te echa de menos.
Iluminaste mi caverna de la noche a la mañana, ahuyentaste a todos los fantasmas con el roce de tu piel. Pero la voz cazallera de mi experiencia me dictó que el fuego quema y procuré no acercarme demasiado. Aun así, me dejé vencer por el calor que irradiabas y ahora tres o cuatro quemaduras me recuerdan que estoy hecho de un material duro, pero terriblemente combustible. El pecho suplica de nuevo tus dulces palabras de consuelo.
Cerré los ojos y la modorra me consumió hasta desproteger mis espaldas. Hiberné pensando que me acompañarías, pero mi piel no llegó a verse consumida por las llamas: siempre supiste aguardar en la frontera entre conceptos, pasiones e ideas. Me cuesta horrores discernir de qué lado estás y eso precipita mi debate interno hasta límites insospechados. Comenzé a arder por dentro y decidí darme la vuelta en la cama de tus pestañas, en un sueño que pronto llegaría a su fin. Pero mis rachas de rebeldía duran poco y lo sabes... después de cuatro o cinco sonrisas, comenzé a aborrecer las sombras y de nuevo volví a surgir a mi razón en un letargo indefinido.
Abriste los ojos y con ellos nubes negras comenzaron a taparme la luz. Pero aquella melancolía borrascosa se disipaba en cuanto me volvías a bañar con tus rayos... sin embargo, ya no pude volver a conciliar el sueño. Desvelado en un universo de medias tintas e intenciones ambiguas.
Y así me encuentro a día de hoy: con el mal humor de quien se despereza de una larga siesta, con los párpados entornados e incapaces de diferenciar ficción y realidad, y con la perplejidad de quien ve morir a su sol día tras día, contemplándolo renacer en cada alborada. Jugueteando con la brisa otoñal y las cenizas que dejaste, dudando aún si de verdad quemaste mi corazón de metralla.

2 Comentários:

Raque dijo...

Ais me encanta como escribes:)

Alba dijo...

Es tan hermoso como lo escribes...

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