lunes, 24 de agosto de 2009.
Entré con paso decidido en el ascensor que tantas otras veces me llevó al cielo, desafortunadamente siempre al piso equivocado.

Allí estaba otra vez, fundiendo sueños con esperanzas frente a un espejo que siempre me ofrecía una imagen equivocada de mí mismo.

Me encontré con un destino incierto, con ilusiones que se escapan, con un corazón oxidado.

Dejé plantado al miedo en el piso de abajo por tres o cuatro instantes, pero creo que ya sube por las escaleras. A ver si me da tiempo a tocar el timbre...

Comentários:

Publicar un comentario