Why don't you like yourself, little lady?

lunes, 4 de enero de 2010.

[Papel en blanco] [4 de Enero de 2010] [Lunes silencioso]


Escuchando: Una y otra vez - Antonio Orozco


Escribo.

Escribo por el mero afán de crear belleza. Al igual que el pintor esgrime su pincel y hace uso de líneas, formas, luces y colores que, conjuntadas entre sí, se disfrazan de arte; al igual que el pianista golpea las teclas con furia, creando notas que, armónicas entre sí, entran por el oído y llegan al corazón; yo juego con mi capacidad verbal para convertir lo mundano en extraordinario, lo usual en rareza, uniendo palabras y conceptos con leves relaciones semánticas hasta lograr llegar al castillo de esa princesa, ardiente y gélida, cercana y distante, que aún rehúsa de los espejos y una brisa de verano le privó de la capacidad de amar.

Entiendo el arte como una construcción, y como si se tratara de un edificio de cinco plantas, el todo se encuentra compuesto por pequeñas partes. Llámenle brochazos, notas, ladrillos o palabras. Se trata de jugar con la materia prima, de ordenar, de colocar y recolocar, hasta encontrar el equilibrio perfecto, la armonía en la composición. Y cuando se encuentra este equilibrio, un hada baja de las nubes y con dos o tres toques de varita consigue evocar en los seres humanos sentimientos dispares, pero todos igualmente conmovedores. No me pregunten cómo, ni por qué. Sólo sé que sucede, sólo sé que no sé nada. Y en este desconocimiento de lo habitual, en este vértigo de perseguir incesantemente algo que ni siquiera sé que existe, encuentro el placer de encadenar sintagmas.

Así pues, el arte no es un fin en mi obra, sino un medio. ¿Y cuál es el objetivo? La belleza. Alcanzar lo ideal, superándome en cada párrafo, es mi fin a la hora de dejar volar mi pluma. Retorcer la realidad hasta hallar la virtud. He de reconocer que el concepto platónico de la belleza como un ente superior que deja su rastro en la sensibilidad de nuestro mundo me atrae profundamente. La idea de la belleza como una realidad trascendente, que puede ser percibido por los sentidos sin ninguna razón pragmática o lógica, me apasiona y a la vez aterroriza a mi mente racional. Es como un complejo aparato electrónico del cual sabemos que funciona, pero no sabemos por qué lo hace así. Sólo que la belleza no tiene pilas. ¿O sí?

Sin embargo, considero que el arte como método para alcanzar ideales se encuentra vacío de contenido si no se cumple otro cometido: la comunicación. El no conseguir transmitir el sentimiento de belleza al receptor es considerado para mí un fracaso. ¿El problema es del emisor o del receptor, cuyos sentidos se encuentran carentes de capacidad artística? Lo ignoro. Pero voy a intentar poner todo de mi parte. ¿Volamos juntos?

1 Comentário:

Anónimo dijo...

El título llamó mi atención nada más abrirse la página. Cuando me dijiste que te gustaba escribir no pensé en ningún momento encontrar en tus palabras tanta belleza. Difícil es encontrar en este mundo alguien con el alma tan cargada de sentimientos y que sea capaz de plasmarlos de una forma tan extraordinaria. Definitivamente me enamoré de tus palabras, de tu forma de expresarlas. Continuaré leyendo, me dejaste realmente impresionada.

Un saludo caballero,

Patricia.

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